ALGUNAS NOTAS SOBRE ILUMINACIÓN
La emoción del espectador surge al reconocerse profundamente así mismo con la pieza/instalación que se está presentando ante él. Establece una relación especular participativa con la iluminación yla sonoridad de la pieza que rehuye a expresarse en palabras. ‘El verdadero poder de la música- escribe Susane Langer en ’La nueva clave de la filosofía’- radica en el hecho de que puede ser ‘fiel’a la vida de los sentimientos de una manera en que el lenguaje no puede serlo, porque sus formas significantes poseen esa ambivalencia de contenido que no pueden tener las palabras’. Se refiere a la música, pero su comentario puede aplicarse igual de bien a la iluminación escénica. Los significados musicales llegan, como dice Langer, ‘debajo del umbral de la conciencia, y sin duda fuera de los límites del pensamiento discursivo’.
Aunque esta activación se mantiene por debajo de nuestra conciencia, nos permite participar en la acción estética y emotica de lo que estamos mirando. Siempre hay un terreno preverbal, fisiológico, rítmico y motor que procede al lenguaje y lo inspira. La iluminación no nos dice qué pensar o sentir, busca esa falta de orientación para generar una experiencia inmersiva fuera del lenguaje, en donde el cuerpo esté ligado a cierto mundo onírico... nuestro cuerpo no está, ante todo, en el espacio: es del espacio. Las metamorfósis de la memoria y la imaginación pueden marcarnos para siempre a partir del juego de los símbolos, por símbolos me refiero a cosas que sentimos cercanas pero que no son reales, los símbolos no son reales. Son representaciones. Pero aún así están vivos en nuestro interior cuando miramos, leemos, escuchamos o contemplamos. Se convierten en nosotros, en parte de nuestra estructura celular, en parte de nuestro cuerpo y nuestro cerebro. Siguen viviendo en la memoria y, a veces, a través de las extrañas circunvalaciones que llamamos imaginación, se convierten en parte de espectador. No hay percepción sin memoria.
Una obra de arte siempre tiene algo personal, por lo que la experiencia es interpersonal o intersubjetiva. La relación que se establece en el arte nunca es entre una persona y un simple objeto. Es la vitalidad que infundimos en el arte lo que nos permite establecer poderosos vínculos emocionales. En el caso de la instalación ‘María’, proyecto desarrollado gracias al FONCA 2019 con el estímulo de 'Jóvenes Creadores', hablo de mi abuela paterna, era artista plástico y maniaco depresiva, mi María no es únicamente lo que yo entiendo de ella y sus obras de arte, ni mi propio análisis de sus sinuosos y florecientes significados, sino la María que ahora es parte de mi YO corporal en la memoria, tanto consciente como inconsciente, que a su vez se ha mutado en mi propio trabajo, parte de la extraña transferencia que se da entre los artistas. Tomo del psicoanálisis el término ‘transferencia’ porque recurro constantemente al psicoanálisis. MARÍA es el estudio de un espacio físico y tangible a partir del paso de la luz por diferentes polímeros, explora el complejo impacto de la luz y el sonido en la percepción humana, sus creadores ofrecen una narración audiovisual con polímeros y distintas fuentes lumínicas para crear atmósferas oníricas para el espectador.
Desde hace tiempo sostengo que la experiencia del arte sólo se da en el encuentro entre el espactador y el objeto artístico, en este caso la iluminación. La experiencia perceptiva del arte está literalmente encarnada por y en el espectador. No somos los receptores pasivos de una realidad externa factual, más bien estamos creando activamente lo que vemos a través de los patrones establecidos del pasado, patrones aprendidos que de puro automáticos se han vuelto inconscientes. En otras palabras, nos acercamos a las obras de arte con nuestro YO del pasado, que comprende no solo nuestra sensibilidad e inteligencia sino también nuestros prejuicios y puntos débiles. El arte no está muerto como lo está una silla o un taburete. Cobra vida y se anima entre la relación del espectador y la obra, la iluminación funciona como lenguaje entre ellos.

Hola Natalia, Soy Laura Ríos, artista-investigadora desde lo escénico. Tengo una formación de psicóloga en la UNAM, de coreógrafa en el INBA, y de Técnica Topf, en EU. Tengo más de 25 años de práctica artística y docente. Estoy tomando el seminario "El artista investigador y la producción de conocimiento desde lo escénico". Te escuché en el primer video del seminario y leí un texto tuyo sobre escenografía. Te sigo ahora en tu blog. Me gusta mucho lo que escribes y dices. Me gustaría compartirte lo que escribí con respecto a tu escrito en la revista Arquine. ¿A dónde te puedo enviar mi texto? Me gusta mucho cuando dices que la iluminación busca la desorientación para entrar a una experiencia inmersiva. Me identifico plenamente con esa intención al dar clases de aproximación al movimiento. Busco la desorientación para generar un discurso corporal y coreográfico para generar una experiencia inmersiva.
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